sábado, 8 de febrero de 2014

Rush - Beyond the Lighted Stage


Rush es de esos grupos de los que no soy fanático pero que me caen simpáticos. No lo digo en plan condescendiente dando a entender que son simplemente una banda "simpática y agradable", sino que aún reconociendo su grandeza y su innegable importancia, nunca he sido un fan auténtico de ellos. Me gustan los discos suyos que tengo de los 70, pero no creo que ninguno sea una obra cumbre del rock, lo cual no quita que me parezcan muy buenos. Digo esto más que nada porque este trío canadiense es de esos grupos que cuentan con una legión de fanáticos que los venera de una forma increíble. Bien, yo no soy de esos, así que mi opinión de este documental no es la de un fanático contemplando un documental sobre SU banda, sino la de un fan más circunstancial.

Como casi todo documental de leyendas del rock, Rush es un film dedicado a alabar a sus protagonistas y narrarnos su historia como el clásico relato de jóvenes humildes y ambiciosos que alcanzan el estrellato. Pero aunque nos sabemos ya de qué va la cosa, sigue siendo un documento entretenido y emotivo, incluso para los no-fanáticos como yo.


Rush parecen buena gente
La premisa básica sobre la que se sustenta es ni más ni menos mostrarnos cómo Rush es de los pocos grupos que han aguantado más de 30 años de carrera haciendo siempre lo que les ha venido en gana y, aún así, manteniendo su éxito. Sin el apoyo de la crítica y arriesgándose a perder fans por el camino. El caso más paradigmático es el fracaso de su tercer disco Caress of Steel tras el cual decidieron jugársela con 2112 en vez de volver al sonido simple de sus primeros discos mejor recibidos por el público.

Sin embargo aquí debo hacer un matiz y es que ciertamente sus diversos cambios de sonido comportaron perder a fans por el camino, pero fueron cambios que no les llevaron hacia rock experimental sino hacia el pop de sintetizadores que tanto se llevaba en los 80. Por ello no creo que su camino fuera TAN arriesgado a esas alturas... obviamente perdieron fans y lo sabían, pero a costa de meterse en un estilo que les abría a un público mayor, y eso es algo en lo que obviamente no se incide mucho en la película. A cambio, sí que creo que ese paso al pop de sintetizadores fuera honesto, me creo al bajista y teclista Geddy Lee cuando dice que para él esos sonidos eran la senda a seguir, y de hecho incluso el batería Neil Peart dice algo que para mí es una barbaridad, y es que los Rush propiamente dichos empiezan a partir de Moving Pictures (!!), lo cual deja de lado sus discos de los 70.

No obstante, por una vez compro la historia, aunque no me gusta nada su etapa ochentera creo que Rush han sido fieles a hacer lo que querían incluso aunque se equivocaran, y eso no es poca cosa en este mundo. Además son de los pocos ejemplos que conozco de grupos que no han cambiado de componentes tras tantos años y que no han tenido peleas internas que yo sepa. Es por eso que a algunos quizá les decepcione el documental, al no tener nada del morbo asociado a las grandes bandas del rock (excesos con mujeres y drogas, peleas a puñetazos entre ellos, etc.), sus protagonistas parecen más bien tres freaks que se han convertido inesperadamente en tres respetables millonarios haciendo su música, que no por ello dejan de bromear constantemente (es impagable ver como Neil y Alex se pasan todo el documental tomándose el pelo continuamente, igual que cuando eran compañeros de clase).


En el documental ellos mismos reconocen que a veces no acertaron con las pintas que llevaban..

Es por ello que cuando sale a la luz el único suceso realmente dramático de su historia impacta tanto. La muerte de la hija y la esposa de Neil Peart en unos pocos meses de tiempo fueron lo único que casi propició la separación del grupo, y es una desgracia que se nos hace real porque no sucede en un contexto de músicos que viven al límite sino de tres personas normales y corrientes. La explicación de Neil sobre cómo logró superar ese duro momento de su vida creo que es uno de los instantes más conmovedores y humanos que he visto relacionados con el rock, sobre todo por la franqueza y ausencia de dramatismos con que habla del tema.

Por todo esto, Rush es uno de esos documentales que consigue llegar tanto al fanático de la banda que se conoce la mayoría de hechos como a los fans más casuales como yo. Al acabar de verlo no pude evitar sentir aún más simpatía hacia estos tres tipos, a los que sigo sin considerar genios del rock, pero que resultan entrañables con su irresistible sencillez y sentido del humor, que contrastan con la enormidad de su carrera.

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